Hace unos días decidí tomar una jornada de descanso, fui a la playa a caminar, relajarme y sentarme frente al mar. Dejé la mente en blanco y comenzaron a aparecerme ideas, las dejé fluir. Hubo una que dio la cara para quedarse. Hacía tiempo que sentía la necesidad de escribir, no solo artículos de opinión, informes o pequeños relatos, sino algo más denso. Sabía que cuando encontrara la razón y el objetivo, la obra saldría adelante mientas yo fluía a la vez.
Aquí el tuit que escribí aquel día:
Hoy me vino la inspiración, comenzaron a ordenarse las ideas, creando un guión cronológico de lo que quiero contar. Ha sido como tener un rompecabezas en blanco e ir tomando color las piezas mientras ellas mismas van ordenándose. Tengo claro lo que quiero escribir. Voy a enfocarlo como un ejercicio personal que va a permitirme profundizar en la memoria y expresar muchísimas cosas que hay guardadas en algún rincón de la mente. Me gustaría que las ideas que quiero transmitir, tengan la suficiente potencia para provocar que el lector se cuestione muchas cosas.
Me dispongo a anotar el contenido de cada capítulo y en breve comenzar lo que pienso va a ser el trabajo más duro del libro, documentarse.