Cuándo se enciende la luz del escritor

¿De dónde surgen las ideas con las que un escritor juega en sus obras?

Escribir es una actividad creativa que no se basa solo en vomitar datos ante un folio u ordenador, es mucho más. Es la suma de un conjunto de habilidades que se obtienen con mucha práctica y trabajo duro. ¿Os suena? Pero, aparte de la fuerza de sacrificio, la ilusión y demás aptitudes, quiero destacar una cualidad que todo escritor ha de tener: ser un observador incesante.

A veces me preguntan de dónde emana la imaginación y cómo alguien logra hilar tantas ideas para acabar creando un escrito, da igual del género que sea. Yo encontré una respuesta; programarte para actuar como un explorador. ¿Suena divertido? Lo es. Las rutinas y quehaceres diarios consumen toda tu atención, pero hay una parte de ti, la exploradora, que como si se tratara de unos pequeños obreros con lápiz y papel en mano, no cesan de captar datos. Lo fantástico de esta automatización es que cuando encuentran algo susceptible de ser genial, encienden una luz. Bendita luz.

Algo que descubrí cuando comencé a idear mi primer libro es la fantástica sensación de programar tu mente para ser receptiva, en modo esponja. Las ideas van y vienen, muchas de ellas se desechan al instante, pero hay otras que llegan para quedarse. Hay que registrar esos pensamientos cuándo y dónde sea, no podemos permitirnos el lujo de dejar escapar el trabajo bien hecho por parte de nuestros exploradores internos.

Soy un fiel defensor del mindfulness y la atención plena; el estar en el presente. Pero, para un escritor al que la creatividad no tiene por qué  surgirle siempre en el despacho, es inevitable que tenga su mente ocupada con varias ideas mientras realiza otras actividades. Hace unos días lo experimenté en persona.

Era de noche, regresaba de un largo viaje conduciendo bajo los efectos del café y mi atención estaba focalizada en la carretera. No obstante, detecté que mis exploradores internos estaban activos. Sentí el fluir de esos pequeños, bullían a un ritmo incesante. Y así fue, de repente se encendió una luz. Mantened la calma, no tuve ningún percance. Me refiero a que surgió una idea potente y rápidamente se le sumaron otras que fueron encadenándose para formar una trama que me sedujo.

La secuencia de pensamientos me atrapó, es difícil de explicar, fue amor. Supe que aquello iba a acompañarme durante mucho tiempo y formaría parte de mi vida. No sé si os pasará a vosotros, pero mi memoria a veces me traiciona, como suelo decir, es de poca duración. Dada la situación de inspiración en la que me encontraba, no dudé en tomar un respiro en un área de servicio. Reposté combustible y aproveché para plasmar todos mis pensamientos en la grabadora de sonidos del teléfono móvil.

No hizo falta mucho tiempo para saber que aquel sería el siguiente proyecto en el que trabajaría. Lo que más me sedujo, aparte de la trama, fue el tener nuevos retos. Como escritor deberé trabajar nuevas facetas, indagando, y mucho, en algunas áreas desconocidas para mí. A raíz de aquel instante se abrió el correspondiente proceso de documentación del que tanto suelo disfrutar. Manos a la obra.

Voy a dejar unas citas relacionadas con el tema, me parecen muy interesantes.

“Tampoco los poetas hacen lo que hacen en virtud de alguna sabiduría, sino más bien a causa de una cierta disposición natural y en estado de inspiración, tal como los adivinos y los vates.”Platón.

“La inspiración es inoportuna, que no te sorprenda desprevenido.” Alexia Mars.

“Un hombre con una idea nueva es un loco hasta que la idea triunfa.” Mark Twain.


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